JUAN LUIS
MARTÍNEZ (1942 - 1993)
La
desaparición de una familia
1 - Antes que su hija de 5 años
se
extraviara entre el comedor y la cocina
él le había
advertido: "-Esta casa no es grande ni pequeña,
pero al
menor descuido se borrarán las señales de ruta
y de esta
vida al fin, habrás perdido toda esperanza"
2 - Antes que su hijo de 10 años se extraviara
entre la
sala de baño y el cuarto de los juguetes,
él le había
advertido: "-Ésta, la casa en que vives,
no es ancha
ni delgada: sólo delgada como un cabello
y ancha tal
vez como la aurora,
pero al
menor descuido olvidarás las señales de ruta
y de esta
vida al fin, habrás perdido toda esperanza".
3 - Antes que "Musch" y "Gurba",
los gatos de la casa,
desaparecieran en el living,
entre unos
almohadones y un Buddha de porcelana,
él les
había advertido:
"-Esta
casa que hemos compartido durante tantos años
es bajita
como el suelo y tan alta o más que el cielo,
pero, estad
vigilantes
porque al
menor descuido confundiréis las señales de ruta
y de esta
vida al fin, habréis perdido toda esperanza".
4 - Antes que "Sogol", su pequeño
fox-terrier, desapareciera
en el
séptimo peldaño de la escalera hacia el 2º piso,
él le había
dicho: "-Cuidado, viejo camarada mío,
por las
ventanas de esta casa entra el tiempo,
por las
puertas sale el espacio;
al menor
descuido ya no escucharás las señales de ruta
y de esta
vida al fin, habrás perdido toda esperanza".
5 - Ese último día, antes que él mismo se extraviara
entre el
desayuno y la hora del té,
advirtió
para sus adentros:
"-Ahora
que el tiempo se ha muerto
y el
espacio agoniza en la cama de mi mujer,
desearía
decir a los próximos que vienen,
que en esta
casa miserable
nunca hubo
ruta ni señal alguna
y de esta
vida al fin, he perdido toda esperanza".
MANUEL
SILVA ACEVEDO (1942)
SILVA
ACEVEDO
Danubio
azul
Era un animal romántico, dijo el orangután
y apretó en su puño al granadero
y luego lo engulló
y se llenó de cintas de primera comunión
de fragatas en llamas
de bosques azotado por vendavales
de pequeñas explosiones atómicas
de cadáveres en campos de batalla
Era un animal mitológico, dijo la hiena
sumida en las tripas del orangután
y se sintió repleta de medallas y escarapelas
de ofrendas florales y salvas de cañonazos
de asonadas callejeras y cargas de caballería
de marchas nupciales interrumpidas a balazos
Era vox populi un animal de mala entraña, dijo el
gusano
royendo las entrañas podridas de la hiena
y entonces fue el día del Juicio Final
y los cadáveres diseminados en campos de batalla
se pusieron de pie
y estalló el Danubio Azul
y cada oveja tomó a su pareja
y se danzó hasta altas horas de la madrugada
cuando la multitud derribó las puertas de Palacio
y una pálida dama desmayándose en los brazos de
su granadero
exclamó: es el siglo que muere, amor mío.
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